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"Formando buenas cristianas y honestas ciudadanas"

lunes, 3 de abril de 2017

La familia





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Fuente: Pixabay.com
Hablar   hoy de la familia es reafirmar una vez más el proyecto de Dios sobre la humanidad. Como dice el papa Francisco: “La biblia está poblada de familias, de  generaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página, donde entra en escena la familia de Adan y Eva con su peso de violencia pero también con la fuerza de  la vida que continúa. (Cf. Gn 4) hasta la última página donde aparecen las bodas  de  la esposa y del cordero (cf Ap21, 29)” (Cf: “La alegría del amor N° 8).

Sobre esta gran certeza se funda hoy la familia. El encuentro de dos personas, un hombre y una mujer que dentro de su proyecto de vida, deciden organizar una familia, están iluminados y sostenidos por Dios que les bendice y les acompaña en la realización de su camino matrimonial.

Es importante fortalecer a la familia como sociedad conyugal, ya que como primera célula de la sociedad, asegura el futuro de la humanidad.
“Si la familia es santuario de   la vida, el lugar donde la vida es engendrada y cuidad, constituye una contradicción lacerante que se convierta en un lugar donde la vida es negada y destrozada. es tan grande el valor de una vida humana, y es  tan inalienable  el derecho a la vida del niño inocente que crece en el seno de su madre,  que de ningún modo se  puede plantear como un derecho sobre el propio cuerpo la posibilidad de tomar decisiones con respecto a esa vida, que es un fin en sí misma y que nunca puede ser un objeto de dominio de otro ser humano. La familia protege la vida en todas sus etapas y también en el ocaso.” Cf. “La alegría del amor n.83”.

Hablar   hoy de la familia es reafirmar una vez más el proyecto de Dios sobre la humanidad. Como dice el papa Francisco: “La biblia está poblada de familias, de  genereaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página, donde entra en escena la familia de Adán y Eva con su peso de violencia pero también con la fuerza de  la vida que continúa. (Cf. Gn $) hasta la última página dende aparecen las bodas  de  la esposa y del cordero (cf Ap21, 29)” (Cf: “La alegría del amor N° 83).

La iglesia católica acompaña siempre la familia, porque se siente  responsable de apoyarla y fortalecerla en todas las etapas de la vida, sobre todo en los momentos difíciles. El hogar es el lugar donde los niños nacen y crecen bajo el cuidado de los padres, que conscientes de la responsabilidad asumida, acogen con verdadero amor a los hijos, aquellos que Dios les encomendó desde el momento en que fueron engendrados.

Cuantos niños nacen felices, porque cuentan con una familia que los ama, los protege, siembra valores en el corazón, los escucha y los acompaña, en su proceso de crecimiento y maduración, los acerca a Dios, crecen en la fe en Dios Uno y Trino.

Conocemos también niños que no han sido amados, porque desde el inicio han sido rechazados y abandonados, robándoles la infancia y el futuro. Cuanto dolor llevan en el corazón que marca la vida de estos pequeños.

Comprometámonos en este momento, para que la familia  vuelva a ser el lugar deseado donde la fe,  la esperanza y el amor, devuelven a la sociedad de hoy lo que la familia es en el Proyecto de Dios para a humanidad. Que nuestros niños vuelvan a sonreír porque cuentan con un hogar que los acoge, les da seguridad, los ama y los proyecta hacia un futuro de esperanza. Y que la familia de Nazareth, inspire también los hogares de hoy, para que dentro de este contexto borrascoso, pueda ser una luz para la sociedad actual. Luchemos unidos por esta causa.


Editado por: Sor Stella Diez
                     Rectora